A petición de Sabbo, que ganó el Mentiras Neuronales de esta semana, voy a tratar de arrojar un poco de luz para el ciudadano común sobre los juegos de rol, esas reuniones satánicas que juntan a subdesarrollados sociales en desvanes y sótanos oscuros para asesinar a inocentes con katanas mientras beben la sangre de pollos descabezados. O por lo menos ese es el cúmulo de estereotipos infundados y (realmente) graciosos que cualquiera que no haya jugado nunca tiene en la cabeza.
Aquellos que sepáis de qué van os habréis encontrado con la típica pregunta de tu padre/madre, cuando por primera vez le comentaste que ibas a una partida de rol: «¿Pero eso no es peligroso?» Pues tanto como las posibilidades que haya de que te maten a base de dados de más de 6 caras. Y entre la gente de nuestra generación no se puede decir que la cosa esté muy bien. Los videojuegos han ayudado mucho a agrandar la base de futuros jugadores, despertando la curiosidad por el tema, pero a la vez trajeron la percepción del juego de rol como un videojuego analógico tipo Final Fantasy, en el que controlas a un personaje, subes de nivel, aprendes nuevas habilidades y hechizos, matas a todo lo que se ponga por delante… Si bien es cierto que al principio la mayoría entramos con ese concepto, queda muy alejado de la realidad de los juegos de rol.
Y digo juegos porque cada uno es un mundo diferente, con sus reglas, su entorno, sus habitantes… Las posibilidades (y aquí no estoy exagerando) son infinitas a nivel creativo. Pero empecemos por las bases.
¿Qué es un juego de rol?
Un juego en el que se mezclan narración e interpretación a partes iguales. El ejemplo más fácil de entender sería una obra de teatro interactiva, donde tú das vida a uno de los personajes, al que previamente has moldeado en cuerpo y mente, teniendo que meterte en su piel y adoptando sus rasgos de conducta, viviendo en su mundo, decidiendo sus diálogos y controlando cada una de sus acciones y decisiones. ¿Complicado? Todo lo que tú quieras.
Suena un poco difícil…
Como he dicho antes, todo lo que tú quieras. Todo depende de lo que el máster de la partida decida y de lo que quieras interpretar.
¿El Máster? ¿Eso es un pokemon de agua, no?
No exactamente. En una partida de rol hay dos tipos de jugadores. Uno único e imprescindible, el Máster y el resto, que son jugadores sin mayor responsabilidad. El Máster es el encargado de crear e inventar el argumento principal de la aventura, el que debe ayudar a los jugadores cuando creen a sus personajes (PJ’s a partir de ahora, para irnos familiarizando), el que pone y administra las reglas que rigen el mundo de juego, el que aconseja a los PJ’s sobre sus decisiones dentro del juego… Es la pieza más importante de una partida de rol y la que más se nota si falla (una historia deficiente, falta de improvisación, jugadores descontentos, etc).
Ok, lo he pillado. Entonces… ¿yo que hago?
Lo primero de todo, saber en qué mundo vas a jugar. El Máster, de acuerdo con el resto de jugadores eligirá un mundo dónde ambientar la campaña…
¡Eh! Para, para. ¿Qué es eso de la campaña?
Lo que tenemos el 50% de la humanidad por las mañanas (taráaaaaaaan). Ahora en serio, una campaña es una serie de partidas de rol en las que se desarrolla una historia larga que incluye a varios jugadores.
Vale, entonces decías que yo tenía que…
Pues eso, escoger un mundo de acuerdo con el Máster. Hay ambientaciones clásicas y muy conocidas como El Señor de los Anillos, el famosísimo Dungeons and Dragons (D&D), Star Wars… Pero no sólo de elfos, enanos y caballeros Jedi vive el hombre. Existen como mencioné anteriormente miles de juegos diferentes con estéticas y ambientaciones de todos los colores. Por hacer un resumen:
-> Fantasía épica: El Señor de los Anillos, D&D, Dragonlance, Ánima: Beyond Fantasy, Warcraft, Runequest…
-> Ciencia Ficción: Star Wars, Warhammer, Heavy Gear…
-> Mundo de Tinieblas: Vampiro, Mago, Hombre Lobo, Changeling, La llamada de Cthulhu…
-> Superhéroes: Mutants & Masterminds, Superhéroes Inc…
-> Mundos Orientales: La Leyenda de los Cinco Anillos.
Puf, no sabía que había tantos. ¿Cuál debería escoger para empezar?
Pues lo más fácil es escoger uno que ya te gustase desde un principio y del que puedas conocer cosas. Si viste la triología del Señor de los Anillos o leíste los libros, si te gustaron las películas de Marvel que tan de moda están, si alguna vez quisiste ser un samurai en el Japón feudal o te quedaste con ganas de salvar a la República a bordo de un X-Wing… Para gustos, juegos de rol.
Vale, creo que me voy haciendo una idea. Pongamos que ya sé que juego quiero. ¿Ahora cómo juego?
Con las dos herramientas básicas del jugador: la cabeza y los dados. Dependiendo del sistema de juego (las reglas de creación de personajes y juego) que use tu Máster necesitarás un tipo de dado diferente. Los dados son muy baratos, duran para toda la vida (o hasta que caen debajo de un sofá asesino fuera del alcance de la mano) y los hay de todas las formas y colores. Los más usados suelen tener 4, 6, 8, 10, 20 o 100 caras (sí, los hay de 100 caras).
Ahora que ya tienes los dados y cabeza (esperemos 😉 ) es el momento de hacer la ficha de tu personaje o PJ.
¿Una ficha?
Sí. Una ficha es una o más hojas en las que anotas la descripción detallada de tu personaje. En ella se reflejan los datos básicos como el nombre, la edad y la apariencia. Sus capacidades se suelen repartir en dos campos: atributos y habilidades. Los atributos son tus características mentales y físicas, mientras que las habilidades son aquellas cosas que sabes hacer y en qué grado de aptitud. Atributos comunes a todos los juegos suelen ser la fuerza (FUE), la constitución (CON), la agilidad (AGI), la inteligencia (INT), la percepción (PER), la voluntad (VOL), el carisma (CAR) o la apariencia (APA). Las habilidades dependen más de cada juego y de la ambientación del mismo. Por poner un ejemplo: Pilotar y Mecánica serían dos habilidades de un piloto en Star Wars mientras que Montar a caballo y Rastrear serían habilidades básicas de un explorador en un mundo de fantasía medieval.
En una ficha además se reflejan las aptitudes de combate de los PJ’s que las posean, las relaciones personales dentro de su mundo, la posición social, el carácter, la historia de su vida hasta el momento de comenzar la partida (siempre es muy recomendable hacerla para entender mejor las motivaciones y los objetivos del PJ).
¿Y me puedo poner lo que quiera en cada apartado?
Por supuesto que no. Cada manual de rol indica los pasos a seguir para rellenar una ficha estándar de ese juego. La forma más común de decidir los números asociados a cada atributo o habilidad es haciendo una serie de tiradas con los dados que el jugador repartirá según quiera moldear a su PJ. Un guerrero, por ejemplo, necesitará fuerza y constitución mientras que un político necesitará inteligencia y carisma. Ten en cuenta que esta regla no tiene porque seguirse siempre, ya que puedes querer interpretar a un guerrero de gran inteligencia o a un político idiota (no se me ocurre ningún ejemplo ahora mismo…). Todo queda dispuesto para darte la libertad que requieras a la hora de construir a tu personaje.
¡Coño! Se me olvidaba. ¿A esto dónde se juega? Es que ando escaso de sótanos en mi grupo de amigos…
A pesar de la creencia popular de que al rol sólo se juega en sitios a los que no llegan los rayos del sol como sótanos, desvanes, habitaciones sin ventilar y demás agujeros, la realidad es que no hay sitio más cómodo para jugar al rol que la misma sala de tu casa, en una mesa amplia y con sillas cómodas. Hay modalidades de rol en vivo en las que directamente se juega al aire libre y en espacios amplios como parques, pero también es escenarios tan espectaculares como castillos medievales. Aquí en Galicia se celebra anualmente un evento llamado Irmandiños: A Revolta, patrocinado por la Xunta de Galicia en el que se recrea un acontecimiento histórico del medievo. Todas las imágenes que veis en el vídeo del enlace están recogidas de partidas de años anteriores y el resultado no puede ser más espectacular.
Bien, ya tengo a mi personaje y un sitio para jugar. ¿Cuándo empezamos?
Ahora todo queda en manos de tu Máster. Él se encargará de inventar una historia interesante para ti y el resto de jugadores dentro del mundo en el que hayáis decidido jugar. Al principio puede que te cueste acostumbrarte a ser otra persona y a jugar tanto con la imaginación, a usar las palabras adecuadas para tu PJ, a sacarlo de las situaciones difíciles, a llevarlo hacia su destino. Pero poco a poco descubrirás mundos más ricos y variados que los de cualquier videojuego, compañeros de aventuras más reales que los de cualquier película y emociones más fuertes que las de cualquier libro, porque tienes que tener muy claro que aquí el protagonista eres tú y esta es tu historia.
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