No se llama Clara, pero la llamaremos así.
Clara es de un país de esos que me gustan a mí, donde los derechos civiles están avanzadísimos delamuertequetecagas, un país de esos a los que se emigra para ganar pasta, porque se paga mejor y también se curra mejor. No recuerdo cómo surgió la conversación, pero empezamos a hablar de que todo el mundo tenía derecho a un día festivo, en lo que todos estábamos de acuerdo (había más gente, aunque Clara y yo fuimos las que llevamos el debate).
Clara dijo entonces que ese día debería ser el domingo, para que así todo el mundo tuviera tiempo de estar con su familia y amigos. Escogió el domingo por ser el más tradicional, pero podría haber dicho miércoles, con tal de que ese fuera el día oficial de descanso para todo el mundo.
Yo, sin embargo, la miré sorprendida y le contesté que eso era imposible, que no podía ser que todo el mundo dejara de trabajar en domingo. Ya sin entrar en cuestiones como los médicos o la policía, que evidentemente deberían realizar su labor en cualquier momento de la semana (y sí, yo creo que hay personal, y si no que les pregunten a los que están trabajando fuera), le formulé a Clara la siguiente pregunta:
_ ¿Y si tú estás disfrutando un día de domingo con tu familia y os apetece ir a comer a un restaurante y después ir al cine? Ahí ya no puede descansar todo el mundo en domingo: tienen que trabajar los cocineros que te sirvan la comida, los camareros y hasta las señoras de la limpieza porque el baño no se puede quedar hecho una porquería, ni siquiera el suelo del local puede ensuciarse demasiado, de lo contrario, no entrarías. Y si después quieres ir al cine, para eso tiene que haber un sitio que abra el cine (habitualmente un centro comercial), una persona para venderte las entradas, otra para venderte las palomitas y otra para acomodarte. Incluso otra que ponga la película.
Y lo dicho, eso por no hablar de médicos, por ejemplo. O de taxistas. O autónomos. O panaderías. O vendedores de periódico. O periodistas, locutores, actores. O museos. O cafeterías. O metros, tranvías, autobuses, trenes o aviones. O funcionarios de prisiones. Yo le puse a Clara el ejemplo del cine porque es el caso que yo tengo más presente, pero igual que conozco a enfermeras, quiosqueras y camareros.
A todo esto, fue una conversación que tuvo lugar hace muchos años, y, aunque no fui capaz de convencer a Clara, no supo contestarme nada.
A ninguna de las personas que mencioné antes se le paga más, o cobra más, por trabajar en domingo (bueno, alguno sí). Existen determinados colectivos que sí cobran más por realizar sus servicios en día festivo. ¿Por qué? Porque pueden, pero me pregunto ¿entre trabajar y ganar ese dinero que ganan el resto de los días, o no trabajar y no cobrar, qué escogerían, si pudieran?
¿Quiénes son, entonces, los que tienen derecho a días festivos “tradicionales”, como nacionales, autonómicos, regionales…? ¿Quiénes son los trabajadores que disfrutan de ese mal llamado (si bien merecido, como dije arriba) “derecho”?
Hoy es festivo en Madrid, y yo necesitaba que me atendieran en un servicio del Ministerio que ofrecen a nivel nacional. Mañana es puente en Madrid, y yo necesitaba que me atendieran en un servicio del Ministerio que ofrecen a nivel nacional. El lunes será demasiado tarde para que me contesten lo que necesito, puesto que lo que necesito es para el British Council y al British Council se la sudan los festivos autonómicos españoles. El Ministerio que ofrece este servicio sabe exactamente con quién está tratando y las necesidades que conlleva.
Lo dicho. De mayor, funcionaria.
PD. No estoy segura, pero me parece que Clara tiene un trabajo de lunes a viernes con todos los festivos de su región incluidos. La última vez que supe de ella, al menos, así era.