Desde que los Estados Unidos aprobaron el plan de rescate nacional para los bancos y Wall Street han sido muchas las críticas sobre el reparto del dinero, la utilidad del propio rescate y la tajada que los directivos que habían hundido la economía iban a sacar. Pues después de llamarles con toda la razón del mundo sinvergüenzas Barack Obama vuelve a la carga y les da la segunda en la frente, limitando el sueldo anual máximo de los directivos de las empresas que se acojan a las ayudas a 500.000$ anuales (319.000€, muy similar al sueldo de Obama). Para evitar el problema de las primas, con el que los directivos ganaron más de 18.000 millones de dólares en 2008 (joder con la crisis…), no podrán ingresar nada a mayores del salario, salvo dividendos de la empresa que sólo podrán repartirse una vez hayan devuelto el dinero prestado con el debido interés. El plan, por desgracia, no tendrá efecto retroactivo y sólo se aplicará a las empresas que se acojan a las ayudas a partir de ahora.
Pero ahí no para y aprovecha para firmar su segunda ley como Presidente: una mejora en la cobertura médica infantil que beneficiará a 4 millones de niños pobres a corto plazo y a once millones en cuatro años y medio. Los inmigrantes serán uno de los colectivos más beneficiados, pues se calcula que hasta un millón y medio de niños hispanos recibirán atención médica gracias a la nueva ley.
¿Y lo mejor de todo? La financiación. A costa de subir los impuestos federales sobre el tabaco.
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